NOTA DE SEMANA 01-10-20/ FOTO FREEPIK

Para evitar que el país siga teniendo un problema de peso es importante tener una legislación fuerte que ayude a los pacientes a recibir tratamiento y a educar a la sociedad en el cambio de hábitos poco sanos por otros más saludables.

Desde 2009 en el país rige la ley 1355 que declara a la obesidad como una enfermedad crónica de salud pública. Además, establece estrategias para promover una alimentación balanceada y saludable, los ambientes sanos y la actividad física, entre otras. A pesar de que esta ley ha significado un gran avance y en Colombia se hacen hoy muchas campañas preventivas para que la gente mejore sus hábitos de alimentación y haga más ejercicio físico, esta no ha sido suficiente. 

Para el médico epidemiólogo Jaime Ordóñez es cierto que se ha adelantado en temas como el control de la alimentación en colegios y en la regulación sobre lo que los estudiantes comen en estos planteles. También ha ayudado a que las alcaldías y municipios hagan obras públicas que promueven el ejercicio como parques y ciclorutas. Pero en los aspectos cruciales, dice,  la medida falló. “¿Dónde están los resultados de la aplicación de la ley? la prevalencia de exceso de peso es mucho mayor hoy, lo cual muestra que no sirvió para lo que pretendía que era bajar la obesidad”, dice Ordóñez.

Una de las preocupaciones más grandes entre los expertos en salud pública es el aumento del sobrepeso y la obesidad en el mundo. La tendencia se ha observado desde India hasta Italia, en ciudades y en el campo, en hombres y mujeres y ahora, sin distingos de edad, pues los niños también han resultado con índices de peso mayores a los que idealmente deberían tener. Solo para tener una idea en África 12.7 por ciento de ellos estaría con sobrepeso. Colombia no es la excepción, por supuesto.  Según cifras de la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin) en 2010 el 51,2 por ciento de la población colombiana presentaba exceso de peso. Cinco años después, en 2015, esta misma medición confirmó que el 56,4 por ciento padecía de sobrepeso u obesidad.

Aunque en este fenómeno juega un papel importante el estilo de vida sedentario y la mala dieta, que pueden modificarse, las causas de la obesidad también están relacionadas con la toma de algunos medicamentos e incluso de problemas genéticos o psicológicos, por lo cual en algunos casos la enfermedad no está relacionada con la cultura ni la fuerza de voluntad. Por eso el sobrepeso y la obesidad son considerados hoy como una enfermedad y un factor importante en la aparición de otras como la hipertensión, la enfermedad cerebro vascular y la diabetes, solo por nombrar algunas. Reconocerla como una enfermedad es importante para empezar a cambiar la manera como la comunidad médica afronta el problema.

Sumado a ello, hoy las cifras del covid-19 evidencian aún más el riesgo de esta patología: de acuerdo con el estudio realizado por el departamento de la Universidad de New York – NYU- titulado ‘Factors associated with hospitalization and critical illness among 4,103 patients with COVID-19 disease in New York’, los pacientes con obesidad, menores de 60 años, tienen 2 veces mayor riesgo de ser hospitalizados a causa de este virus por severidad de la enfermedad.

Ordoñez asegura que las clases más pobres son las que menos saben cómo alimentarse bien. Y temas como el etiquetado de comida chatarra o que en los restaurantes informen las calorías de cada plato, o la lucha para que las bebidas azucaradas tengan un impuesto siguen siendo un problema en el país. También se requiere que los pacientes que sufren esta enfermedad tengan un fácil acceso a la atención en salud para que puedan beneficiarse de los desarrollos tecnológicos y científicos para el control de su peso, lo cual  garantizaría un tratamiento con un grupo interdisciplinario que le ayude a resolver el problema desde diferentes puntos de vista. Según los investigadores si la tendencia continua en el futuro cuatro de cada diez adultos en el mundo serán obesos en 9 años. – Foto: Semana Sostenible

“El colombiano se alimenta mal por razones culturales y no por falta de alimento”, dice el especialista. Comer mal es un hábito y por eso la ruta de atención debe incluir además de nutricionistas y médicos a los psicólogos para que estos pacientes modifiquen sus hábitos, pues eso no se logra en una sola consulta de 20 minutos.

Con él coincide Diego Fernando Ocampo, aunque para él no habría que hacer una nueva ley sino darle más trascendencia a la ley actual. Para el experto uno de los más grandes beneficios de la ley fue que definió la obesidad como una enfermedad. “Aún así algunos no lo ven así”, dice este especialista en medicina familiar, diabetes y metabolismo con estudios de calidad y gestión en salud de las universidades de Harvard y Johns Hopkins.  Para él, el principal problema de la ley actual es que “es muy bonita a la vista, pero no obliga a cumplirla”. Otras enfermedades como la hipertensión y la diabetes, que son precursoras de enfermedad renal crónica (una de las más costosas para el sistema de salud) son de obligatorio seguimiento y gestión.

En el caso de la obesidad no sucede lo mismo pese a que genera un gran gasto al sistema de la salud: según un estudio sobre carga económica esta suma ascendería a 6 billones de pesos al año. A raíz de ese estudio algunas empresas aseguradoras y prestadoras de salud empezaron a crear modelos y programas dirigidos a estos pacientes porque vieron que la obesidad era factor de riesgo para muchas otras enfermedades y algunos tipos de cáncer que son de alto costo.  “Pero esto lo hicieron los más juiciosos pues entendieron que controlar el peso evita la aparición de muchas enfermedades y algunos tipos de cáncer y necesitamos que ahora sea de obligatorio cumplimiento”, agrega el especialista.https://www.youtube.com/embed/99Q3cd6ZdbQ?feature=oembed

Para Ocampo la mayor motivación para hacer un cambio es que un poco más de la mitad de los colombianos tienen sobrepeso y obesidad y recientemente los niños están saliendo afectados por el tema. “Ya hay niños con obesidad que hoy tienen hipertensión y diabetes, lo cual generará un alto costo en salud”.

En Latinoamérica hay casos de éxito como el de Chile, un país que logró con legislación implementar las etiquetas para que las personas sepan qué alimentos son ricos en azúcar, grasa y sodio para ayudarlo a escoger con conciencia. En Colombia solo existe la información nutricional, pero según los expertos consultados, ésta es muy poco comprensible. Y aunque se ha tratado de hacer proyectos de ley para hacer una legislación sobre este tema y sobre la Ley de obesidad misma “con más ‘dientes’, cada vez que llega al senado lo tumban y no se sabe por qué”.

Si el país quiere detener el preocupante aumento de peso en Colombia, por lo tanto, debe contar con una ley que tenga la capacidad de ayudar a que los pacientes tengan acceso al tratamiento necesario, pero también a que los niños desde muy temprano se eduquen en las medidas de estilo de vida que evitan llegar a esta terrible situación. En general, se requiere de una ley con muchas más herramientas para que pueda tener un impacto en la disminución de este problema de peso.