Susana Socolovsky, doctora en Ciencias Químicas, habló de la aplicación de los octógonos en los alimentos.
En tanto, la ley de etiquetado frontal ofrece de manera simple información que, de otra manera, una persona tendría que buscar e interpretar. En la actualidad, solo tres de cada 10 individuos leen la información nutricional de los alimentos y bebidas que consumen. Y, a su vez, solo la mitad de los que la leen dicen entenderla.
En esa línea, en el aire de Médico de Familia, dialogamos con Susana Socolovsky, doctora en Ciencias Químicas, con el fin de ahondar en la rotulación de los alimentos y las bebidas respecto a los octógonos que actualmente existen y son muy vistos en las góndolas.
“Siempre que un alimento es vendido en la Argentina, pasa por un proceso de registro de producto alimenticio. El Instituto Nacional de Alimentos le otorga un número que está registrado en el envase. Este producto fue aprobado como un alimento dietético bajo en graso. Sin embargo, en los octógonos dice ‘exceso de grasas saturadas’ y ‘exceso de sodio’ … Hay un problema con el cálculo con el cual se debe decidir cuándo es exigido el sello de advertencia. Este tiene, en todo el pote de 175 ml, tiene 1,4 gramos de grasas saturadas. Es poquísimo“, destacó la especialista de la salud sobre un yogur firme. Y continuó: “El sello debe ponerse cuando se supere la relación un miligramo por caloría”.