NOTA DE LA PATRIA 20-08-2021/FOTO de PIXABAY

“El azúcar es un tóxico para el cuerpo. El organismo aprende a manejarlo hasta cierto punto, pero saturamos -con mucha facilidad y frecuencia- esa capacidad que se tiene de tolerarlo”.

La frase es de Juan Esteban Múnera Benavides, médico funcional, sobre el componente tan usado en la alimentación industrializada y en las cocinas del país.

Cruzar ese límite, según Múnera, trae a escena el descontrol en los sistemas de producción de energía, conocido como dismetabolismo, lo que -a la postre- lleva a padecer diabetes, sobrepeso, obesidad, hipertensión, entre otras enfermedades.

“El problema es casi una pandemia. Desde hace tiempo hemos evolucionado con un cuerpo que regula todos los procesos orgánicos, pero nunca en la historia habíamos tenido tantos azúcares al alcance. Basta con salir a la esquina, en cualquier sitio se encuentra”.

Grave

Sobre el tema, Múnera respondió:

– ¿Se ha normalizado el consumo?

Sí, al punto que se los damos (dulces) a nuestros niños. También encontramos este componente en las comidas de los colegios, de los hospitales, etc. Es que la situación es tan grave que puede llevar a condiciones tan complicadas como el cáncer, el alzhéimer, el párkinson, etc. El azúcar tiene que ver con las principales causas de muerte en el mundo.

– ¿Qué tan complicado es lo del azúcar en esta emergencia?

Si hay algo que inflame nuestro cuerpo es el azúcar. Es que esta se convierte en grasa. Un paciente con coronavirus o sospecha de padecerlo (igual con otras enfermedades respiratorias), lo primero que tiene que limitar es ese producto o las preparaciones derivadas de este.

El coronavirus se le pega mejor a una persona inflamada, es la que tiene mayores posibilidades de ingreso y estadía en Unidad de Cuidado Intensivo (UCI). Y ahí está en un peligro inminente de muerte.

– ¿Qué hay que suprimir?

Las bebidas azucaradas, gaseosas, el azúcar de mesa, la panela, los alimentos ultraprocesados, los jugos de frutas y limitar el consumo de los carbohidratos (papa, yuca, arepa, productos de panadería).

– ¿Cuál es el órgano que más se afecta?

Uno es el hígado. La ingesta de este producto, en sus formas más comerciales, como el jarabe de maíz alto en fructosa, resulta muy tóxico.

Pasa que la glucosa entra al hígado y de este sigue al resto del cuerpo (cerebro, corazón, todos los vasos, etc). La fructosa, que viene en muchos alimentos procesados (productos de paquete), lleva a tener hígado graso. El azúcar que llega al cerebro empieza a dejar depósitos, que son vías para enfermedades como el párkinson, el alzheimer y otras patologías neurodegenerativas.

El azúcar aumenta la grasa abdominal y le da -al cuerpo- forma de manzana. Esa grasa lleva a infartos y a tener las arterias llenas de triglicéridos, lo que causa también accidentes cerebrovasculares. Se pueden ver desde amputaciones en los pies hasta problemas en la cabeza.

– ¡Cuestiónese!

Hay que preguntarse qué tanto azúcar estoy consumiendo y qué tanto daño le estoy haciendo a mi cuerpo. Se vale alejarnos de los azúcares y/o carbohidratos poco a poco, ir haciendo los cambios de una forma gradual.

Foto | Cortesía | LA PATRIA

“Productos como la estevia sirven para endulzar preparaciones de una forma natural”: Juan Esteban Múnera Benavides. Encuéntrelo en Instagram como @drjuanmunera.

Ingesta sugerida

El consumo de frutas (en su forma natural, antes de las 3:00 p.m.) y verduras es crucial para regular funciones corporales. Así lo detalló el médico Juan Esteban Múnera Benavides.

“Hay que elegir aquellas con bajo índice glicémico, esto tiene que ver con qué tan rápido un alimento sube el azúcar. Hay que preferir los que lo hagan de una forma más lenta como los frutos rojos pequeños (arándanos, frambuesa, ciruelas, cerezas, etc), el melón, el kiwi, la mandarina, etc”, subrayó el especialista.

Múnera, sin embargo, insistió que cualquier decisión -en cuanto a dieta se refiera- debe tomarse con el acompañamiento de un especialista en nutrición o con el médico tratante, esto para determinar las grasas saludables, proteínas de origen vegetal o animal, por ingerir.