NOTA DE BOCADO 21-01-21/FOTO DE BOCADO

La Corporación anuncia la salida de la organización que fundó en 1978 involucrada en acusaciones de manipulación de evidencias científicas para favorecer a sus financiadores.

Coca-Cola decidió abandonar una de sus más fértiles creaciones. Calma, amigo, ninguna gaseosa se dejará de producir. Todo sigue igual en ese aspecto. Lo que sí cambia, es la participación en una de las mayores organizaciones de cabildeo científico del mundo: el International Life Sciences Institute (ILSI). 

Podría ser una noticia sin gran relevancia, si no fuese el papel de ILSI en la definición de políticas públicas sobre alimentación y el hecho de que Coca-Cola es la gran fundadora de la organización. Fue Alex Malaspina, el entonces vicepresidente de la compañía, quien decidió crear ILSI en 1978.

A lo largo de casi cuatro décadas, ILSI creció y atrajo a decenas de fabricantes de ultraprocesados y empresas del agronegocio. Financió investigaciones científicas, en general favorables a los puntos de vista de sus patrocinadores. Moldeó o debilitó políticas públicas y orientaciones nutricionales.

Pero, desde 2015, no hay bebida de colores que pueda compensar la deshidratación de ILSI. Investigadores y periodistas pasaron en limpio la historia de la organización, mostrando cómo se cae la máscara de un foro neutral de convivencia entre ciencia, gobiernos y empresas. En 2018, Mars, una de las mayores corporaciones de ultraprocesados del mundo, se retiró del instituto. El año pasado, le tocó la vez a Nestlé.

Ahora, la salida de Coca-Cola, suena como una sentencia de muerte anticipada para ILSI. La criatura puede incluso descubrir una forma de vivir sin su creador pero, seguramente, tendrá una vida limitada.

Discreta, la decisión no vino acompañada de cualquier explicación acerca de los motivos. No es difícil, sin embargo, entender los motivos. La propia Coca-Cola se vio bajo creciente escrutinio acerca de la política de financiación de investigaciones científicas. El énfasis en la actividad física como causa de la obesidad y enfermedades crónicas, en perjuicio del análisis del papel de las gaseosas en esa ecuación, fue motivo para decenas de reportajes – como este, que trata sobre la articulación en Brasil.

Y para cambios en las decisiones de Coca-Cola acerca de la financiación de la ciencia. Hoy día, por ejemplo, la empresa declara no financiar más que 50% de los gastos con determinado estudio. La decisión acerca de ILSI es, de esa forma, parte de un contexto más amplio. En razón de la noticia, separamos algunos momentos clave para ILSI en América Latina y en el mundo.

En las escuelas

En Argentina en 2015 ILSI intentó ingresar a las escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires para realizar un trabajo de evaluación sobre los cuerpos y hábitos alimentarios de los niños y niñas que asistían a la primaria. El pedido de intervención de ILSI no cumplía con ninguno de los protocolos que se establecen en estudios que implican niños. La organización se presentaba como una agrupación científica. Fue una familia la que, tras el pedido de autorización de la escuela para que empleados de ILSI pudieran pesar, medir e interrogar a su hija, decidió buscar en internet y encontró a marcas como Monsanto, Danone y Coca Cola detrás la que destapó el asunto, lo denunció a la prensa e impidió que pudieran continuar con un trabajo que, luego se supo, ya habían realizado en escuelas humildes de la provincia de Santa Fe.

¿Ciencia o cabildeo?

En México ILSI fue denunciada como una corporación de cabildeo que orientaba todas sus fuerzas a impedir políticas públicas que pudieran resultar inconvenientes a Coca Cola. Sus acciones públicas fueron específicamente importantes cuando ese país estaba enfocado en aumentar los impuestos a las bebidas azucaradas. Tras esas acciones ILSI fue denunciado por El Poder del Consumidor y, fue tal el escándalo que el instituto debió cerrar sus oficinas.

Discreto

El ILSI brasileño es bastante discreto. Raramente alguien se presenta como integrante del instituto en reuniones y eventos científicos. Como en toda relación marcada por conflictos de intereses, la filiación a esa organización suele aparecer en segundo plano. El alma del negocio es presentarse como representante de una universidad renombrada.

Nuestro reportaje mostró, por ejemplo, como el comité de Anvisa encargado de alimentos funcionales parecía tener siete integrantes de organizaciones distintas pero, en realidad, por lo menos cuatro pertenecían a ILSI.

Puertas abiertas

Por todo el mundo, ILSI se encontró con cada vez más puertas cerradas, un motivo central para que el instituto esté en proceso de deshidratación. Ante tantas denuncias, agencias de salud e investigadores de renombre decidieron mantener distancia.

Pero, en Brasil, la Agencia Nacional de Salud Pública, Anvisa, extendió la alfombra roja a ILSI. Un documento que obtuvimos muestra que las dos organizaciones llegaron a discutir un acuerdo de cooperación para compartir evidencias científicas producidas por ILSI.

“Uno de los puntos destacados por el instituto es que, por ser un foro con distribución mundial, puede potenciar trabajos que tengan repercusión más amplia y trabajar de manera convergente”, registra el acta.

Relación simbiótica

En diciembre, la gerente-general de Alimentos de Anvisa, Thalita Antony de Souza Lima, concedió una entrevista al boletín mensual editado por ILSI. “Entiendo que hay una relación simbiótica entre Anvisa e ILSI Brasil, en la que ambas instituciones se benefician del trabajo en conjunto. Anvisa, con su agenda de prioridades apunta a la sociedad los temas que deben ser objeto de investigación y estudios. De otro lado, organismos como ILSI ayudan a rellenar ese vacío, proveyendo a Anvisa con subsidios científicos importantes para la toma de decisiones.”

“Integridad científica”

A pesar de los lazos claros con el favorecimiento de empresas privadas, representantes de ILSI niegan públicamente la relación del instituto en conflicto de intereses. Ser discreto no es la única estrategia adoptada para alejar la imagen de que la entidad es un brazo del mundo corporativo. Otra es mostrar que la ética es una preocupación fundamental y habitual de ILSI.

En el congreso del instituto realizado en 2019 en Brasil, la integridad de investigaciones científicas era el mote principal que reunió decenas de asociados invitados a la ocasión. Entre los eventos de la programación, estaba una ponencia exclusivamente dedicada a la discusión del tema “ética”, presentada por el escritor, periodista y frade dominicano ‘Fray’ Betto.

El entonces, director-presidente de ILSI, Franco Lajolo, nos concedió una entrevista negando enfáticamente el conflicto de intereses. Él dijo que todo integrante debe obedecer un código de conducta de la institución y que, además, todos los científicos asociados necesitan respetar otras reglas existentes acerca de investigaciones científicas. No detalló cuáles.