COLUMNA DE Jaime Forero Gomez PARA VANUARDIA 03-10-20/FOTO FACEBOOK Jaime Forero Gómez

El GMS es una toxina excitatoria que sobreexcita las células hasta dañarlas o destruirlas, bloqueando el desarrollo cerebral, llevando a lesión de diversa gravedad.

El desarrollo del cerebro del niño en los primeros años de vida es esencial para ser un adulto sano. Es fundamental el papel de los padres y maestros, muchos desconociendo la responsabilidad que tienen en la educación de la población infantil colombiana; como padres, debemos exigir los mejores maestros, hecho que no está ocurriendo. La educación es vital en disminuir la brecha de oportunidades de nuestros niños seguido por una alimentación adecuada. Alimentarnos no es solo la cantidad y calidad de los nutrientes sino el contenido de estos. No voy a hablar del negociado continuo, repetitivo, miserable, humillante como humanos, criminal, cómo es robar la comida de los niños a través del llamado PAE. Sus autores a todos los niveles, no merecen el perdón de Dios. Negociar con el alimento de los niños necesitados, programa desarrollado para nutrir esos cerebritos, en la época más importante de su vida, es una miserableza.

Como padres debemos también evitar alimentos cuyos ingredientes contengan sustancias que son tóxicas para el desarrollo del cuerpo del niño. Uno de ellos es el glutamato monosódico (GMS), uno de los peores aditivos alimentarios, potenciador de sabor, igual o más tóxico que el arsénico que pretenden consumamos para toda la vida si siguen destruyendo Santurbán. El GMS se encuentra en las sopas enlatadas, algunas marcas de galletas, carnes procesadas, aderezos de ensalada, comidas congeladas, alimentos de preparar en microondas, fórmulas lácteas infantiles y algunas marcas de comida para bebés.

El GMS es una toxina excitatoria que sobreexcita las células hasta dañarlas o destruirlas, bloqueando el desarrollo cerebral, llevando a lesión de diversa gravedad, causal de trastornos de aprendizaje, depresión y alteración en nervios periféricos. en forma irreversible. Lo grave de los alimentos procesados es decir que contienen esta toxina en cantidad variable, a diferencia del alimento funcional, fresco y entero. El GMS no es “un ablandador de carnes” que da sabor. Recordemos que existen en la naturaleza cinco sabores básicos y el menos conocido es el umami, que es el GMS, integrante frecuente de la comida japonesa. Su caracteriza engaña a las papilas gustativas de la lengua.