Nota de Minuto 30/ Foto Minuto 30

Las ventas de alimentos y bebidas ultraprocesados, conocidos como comida “chatarra” en América Latina crecieron en la región un 17,5 % del 2009 a la fecha, según un informe presentado este lunes por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Según la organización, la venta de este tipo de comida creció entre 2009 y 2014 en 8,3 %, y prevé que desde 2014 y hasta finales de 2019 las ventas hayan aumentado otro 9,2 %.

“Estamos hablando de un aumento de casi 18 % en los últimos 10 años, lo que explica también el crecimiento de sobrepeso y obesidad en los últimos años”, explicó el doctor Cristian Morales, representante de la OPS en México, en una rueda de prensa desde la Ciudad de México.

El informe fue realizado en siete países de la región: Argentina, Chile, Brasil, Colombia, México, Perú y Venezuela, los cuales representan el 80 % de la población latinoamericana y del Caribe.

Morales lamentó que los alimentos ultraprocesados, las bebidas azucaradas y la comida rápida, los cuales presentan una pobre calidad nutricional, están reemplazando a las comidas caseras, que son más nutritivas.

“Uno de los argumentos es que la comida sana es más cara, pero eso es algo que está promoviendo la industria de la comida “chatarra”, manifestó el doctor Simón Barquera, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública de México.

El especialista señaló que la epidemia de obesidad que vivimos actualmente se debe principalmente a que 70 % de los productos que consumimos son alimentos industrializados.

De hecho, en la región, casi 60 % de los habitantes, unos 360 millones de personas, vive con sobrepeso.

Morales argumentó que es por ello que en países como México las principales causas de mortalidad son por problemas cardiovasculares relacionadas con el sobrepeso y la obesidad.

El informe analizó 250 productos vendidos en 2014, divididos en 89 categorías.

Según el documento de la OPS, todos los productos analizados contenían cantidades excesivas de al menos uno de estos nutrientes críticos.

En conjunto, el 43% de lo que aportan estos productos es azúcar. Las bebidas gaseosas, los ‘snacks’ dulces y salados, las galletas, las tortas, pasteles y postres, y las salsas y aderezo, se mencionan como especialmente problemáticos.

El informe detalla que los alimentos ultraprocesados son formulaciones industriales principalmente a base de sustancias extraídas o derivadas de alimentos, además de aditivos y cosméticos que dan color, sabor o textura para intentar imitar a los alimentos.

Estos productos están nutricionalmente desequilibrados ya que tienen un elevado contenido en azúcares libres, grasa total, grasas saturadas y sodio, y un bajo contenido en proteína, fibra alimentaria, minerales y vitaminas, en comparación con los productos, platos y comidas sin procesar o mínimamente procesados.

Los especialistas recomendaron que para contrarrestar esta problemática, los gobiernos, la comunidad científica y las organizaciones de la sociedad civil deben apoyar e implementar políticas y regulaciones para desalentar el consumo de productos ultraprocesados.

Además, se debe proteger y promover la elección de alimentos saludables y el regreso a las dietas tradicionales.

Miguel Malo, asesor de prevención y control de enfermedades no transmisibles de la OPS/OMS México, resaltó la importancia de incluir políticas fiscales y regulaciones legales, entre ellas el etiquetado frontal de alimentos, que ya está establecido en países como Chile y México.

“El etiquetado es un referente importantísimo, pues este puede ayudar a informar a los consumidores sobre el contenido de los productos y que puedan tomar decisiones al respecto”, aseguró.

Además, dijo, se debe restringir la promoción y la publicidad de los productos ultraprocesados, otorgar incentivos para que los alimentos sin procesar y mínimamente procesados estén disponibles y sus precios sean asequibles y estables, y prevenir que la población, especialmente los niños en las escuelas estén expuestos a estos productos.

Países como Barbados, Brasil, Chile, Dominica, México, Perú y Uruguay son algunos de los que han empezado a implementar una o más de estas medidas, con resultados alentadores.