Nota para Pulzo de Pamela Rueda Cardona / Foto Pulzo

Aprender a leer la información nutricional impresa en los empaques es la única manera de identificar la basura que disfrazan de comida. 

La industria alimentaria nos engaña todos los días. En las etiquetas de los productos que llevamos para nutrirnos nos esconden verdades que, si las supiéramos, jamás volveríamos a poner en nuestra alacena esos artículos que hoy hacen parte de nuestra canasta familiar.

Y no es una exageración. Detente, por un minuto, a leer la información contenida en esa diminuta letra que aparece en la parte posterior de los productos que llevamos a nuestra cocina. La gran mayoría tiene una cantidad de nombres que se nos dificulta leer y pronunciar y que no son otra cosa que sustancias tóxicas como metales, fungicidas, pesticidas, hormonas, entre otros compuestos nocivos que son mezclados con supuestas maravillas nutricionales.

Son productos que llevamos consumiendo la mayor parte de nuestra vida, pero que han sido modificados por una industria que necesita satisfacer las agresivas necesidades de una población que consume de manera automática. Para producir en masa se han tenido que sacrificar los procesos naturales y esos costos los está pagando nuestra salud.

Los supermercados están atestados de consumidores robóticos que ponen en sus carritos de compras comida artificial, comida fabricada por el hombre. Se nos han olvidado los sabores naturales, los del campo, los de los suculentos y tradicionales menús que preparaban nuestras abuelas.

Pero, ¿qué podemos hacer frente a una industria monstruosa que protege su economía incluso por encima de la salud humana? Para empezar, dejar de consumir como máquinas, dudar de la publicidad que nos miente en los comerciales, en los creativos empaques y envolturas y, sobre todo, tomar consciencia de lo que nos damos y les damos a quienes amamos. Un buen comienzo es aprender a leer las etiquetas. Estos 8 tips me han ayudado y espero que te ayuden a ti también:

1. ¡Que no te engañen! Términos clave en la nutrición consciente

Etiquetas de productos
Etiquetas de productos / Getty Images

El mercadeo y la publicidad de ciertas marcas manipulan la información de las etiquetas para hacernos creer en beneficios que, en realidad, no hay. Por eso, la mejor manera de ‘no tragar entero’ es apropiándonos de terminaciones comunes en la industria alimentaria.

Por ejemplo, si dice: Libre de azúcar, de calorías, de grasa, etc., es porque debería tener CERO gramos de azúcar, calorías o grasa… pero no, legalmente es permitida la etiqueta ‘libre de’ si el componente del que debería estar libre se encuentra en unas mediciones preestablecidas. ¡Tramposos!

Ten presente estas terminologías y revisa que, al menos, estén cumpliendo con los mínimos legales.

– ¿Qué significa ‘Libre de azúcar’?: Obviamente debería NO tener azúcar, pero no. La industria considera un producto ‘libre de azúcar’ cuando tiene máximo 1 gramo de azúcar o 10 gramos de polialcoholes.

– ¿Qué significa ‘Libre de calorías’? La industria considera un producto ‘libre de calorías’ cuando tiene máximo 5 calorías.

– ¿Qué significa ‘Libre de grasa’? La industria considera un producto ‘libre de grasa’ cuando tiene menos de 0,5 gramos de grasa.

– ¿Qué significa ‘Libre de colesterol’? La industria considera un producto ‘libre de colesterol’ cuando tiene menos de 2 miligramos de colesterol. También cuando tiene 2 miligramos menos de la grasa saturada que tendría el mismo producto en su versión ‘normal’.

– ¿Qué significa ‘Bajo en calorías’? La industria considera un producto ‘bajo en calorías’ cuando tiene menos del 40 por ciento de las calorías que tendría el mismo producto en su versión ‘normal’.

– ¿Qué significa ‘Bajo en sodio’? La industria considera un producto ‘bajo en sodio’ cuando tiene menos del 50 por ciento del sodio que tendría el mismo producto en su versión ‘normal’.

– ¿Qué significa ‘Bajo en grasa’? La industria considera un producto ‘bajo en grasa’ cuando tiene 3 gramos menos de la grasa que tendría el mismo producto en su versión ‘normal’.

– ¿Qué significa ‘Light’? La industria considera un producto ‘light’ cuando tiene menos del 30 por ciento de las calorías que tendría el mismo producto en su versión ‘normal’, o 50 por ciento menos de la grasa que tendría en su versión ‘normal’.

2. La información de la etiqueta tiene forma de embudo

Es clave entender que, por ley, el orden en el que aparecen los ingredientes en la tabla informativa de estos artículos está dado así: de lo que más tiene el producto a lo que menos contiene. Por ende, si de entrada los primeros ingredientes son artificiales es, sin duda alguna, un producto que debemos desechar de inmediato.

3. Menos es más. Frase cliché, pero ciertísima

Entre más larga sea la lista de ingredientes que componen un producto, más posibilidades hay de que existan estas sustancias dañinas. Lo más natural es lo que menos agregados lleva y esos artículos son los que deben estar en nuestras cocinas.

4. Calorías: mira su calidad, más que su cantidad

Caloría = unidad de medición, en energía, que nos brinda un alimento.

El balance calórico es importante, pero lo es aún más la calidad de las calorías. Más que mirar una cifra que nos mantenga libres de culpas, debemos analizar la fuente de la que provienen esas calorías.

Si se originan de alimentos procesados los beneficios nutricionales son minúsculos, por no decir nulos y, en cambio, harán que aumente nuestra grasa corporal, que el metabolismo trabaje lento y que tengamos ansiedad permanente por comer una y otra vez sin lograr saciarnos.

En cambio, las calorías provenientes de las comidas naturales como, por ejemplo, el pescado, el pollo, los vegetales y los frutos secos, entre otros, son de mejor calidad: nos nutren, nos ayudan a tener un proceso digestivo con más ‘quema’ energética y nos permiten sentirnos saciados por más tiempo.

Ahora bien, ¿Cómo calcularlas? En las etiquetas siempre encontrarás el número de calorías por porción y, en la mayoría de los casos, en un mismo empaque puede haber varias porciones. Entonces, la fórmula es # de calorías (x) # de porciones = calorías totales del empaque.

Según los expertos, lo ideal es consumir máximo 250 calorías por cada 100 gramos de alimento.

5. Carbohidratos, los villanos de las dietas

Carbohidratos = Se convierten en glucosa, que obliga al cuerpo a producir insulina. Glucosa + insulina = a grasa.

Es injusto encasillarlos en el papel de malos cuando se trata de perder peso o mantener una figura atlética. Como siempre, el gran problema radica en la calidad de esos carbohidratos y en la cantidad que diariamente es ingerida.

A grandes rasgos, lo que debemos tener en cuenta a la hora de mirar los carbohidratos en una etiqueta, al igual que las calorías, es de dónde provienen. Si la fuente es un alimento natural le llevará años luz en valores nutricionales a uno procesado, en donde se suman químicos y se pierden nutrientes, vitaminas y minerales.

Dentro de las fuentes naturales encontramos tres tipos:

1. Las frutas: altas en azúcar fructuosa, pero con muchas vitaminas, minerales y fibra.

2. Los almidonados: papa, arroz, granos, avena, pasta, etc, que, si bien son naturales, deben racionarse de manera controlada para que no terminen convirtiéndose en grasa localizada.

3. Los vegetales: los grandes aliados de una figura esbelta por su riqueza en antioxidantes, vitaminas y minerales que llenan de vitalidad al cuerpo y nos dan plena sensación de saciedad.

Carbohidratos
Carbohidratos / Getty Images

Las fuentes procesadas, en cambio, están llenas de azúcares, harinas e ingredientes artificiales que el cuerpo no necesita y que ocasionan un sin número de enfermedades. Así que, nuevamente, huye de los paquetes, golosinas y ‘chucherías’. Si no los compras, ya estarás dando un gran avance hacia la salud y el cuerpo que quieres.

Ahora bien, en cuanto a la cantidad, esto depende de cada organismo, de la actividad física que ponga en práctica la persona y del objetivo que tenga en mente. Por ejemplo, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales se recomienda que, para una dieta de 1.800 calorías totales, se consuman solo 200 gramos de carbohidratos.

6. Si tiene grasas hidrogenadas y/o trans ¡No lo compres!

Son grasas completamente artificiales y dañinas que no tienen ningún beneficio para nuestro cuerpo. Son usadas en la industria alimentaria para incrementar el tiempo de vida útil de los productos, así como también para darles estabilidad y consistencia.

Su consumo provoca un aumento del nivel de colesterol malo y una disminución del colesterol bueno, favorece la aterosclerosis: estrechamiento de las arterias que dificulta el paso de la sangre, impactando directamente al corazón.

Estas grasas las encontramos en productos como margarinas, enlatados, pastelería industrial, ‘snacks’ salados y dulces, precocinados, salsas y productos ‘fast food’.

7. ¿Sodio? Moderado, por favor

Sodio
Sodio / Getty Images

El sodio es fundamental en nuestro organismo, pero debe ser dosificado porque su consumo desproporcionado ocasiona problemas de tensión arterial, enfermedades cardiovasculares y retención de líquidos, entre otras cosas. Según los especialistas, diariamente el cuerpo necesita entre 1.200 y 1.500 miligramos de este mineral. Entre los productos que más contienen sodio se encuentran los enlatados, embutidos, aguas saborizadas, aceitunas, y sal.

8. Proteína, qué buena eres

Siempre están cargadas de beneficios. Proporcionan sensación de saciedad, son indispensables para reparar tejidos de la piel, músculos, uñas, pelo y huesos; generan anticuerpos que refuerzan el sistema inmunológico y que garantizan una buena salud, entre muchas otras cosas.

Las hay de origen animal y vegetal y ambas tienen diferencias en cuanto a valores nutricionales respecta. Para quienes las consumen de ambas fuentes, lo ideal son 30 gramos de proteína por porción. Sin embargo, hasta lo bueno, en exceso, resulta malo, por lo que es importante mantener el equilibrio en su consumo para no sobrecargar al organismo.

Sé que es mucha información, pero vamos por partes. Ya estás dando un gran paso al leer este tipo de contenidos que, de a poco, te brindan herramientas para despertar de la hipnosis en la que nos mantiene el sistema.

2 respuestas

  1. Siempre el ser humano a querido conseguir dinero a costa de lo que sea y nos mantienen tan engañados que nos matan poco a poco, con algo tan rico como comer. Hay humanidad para donde vamos, HOY SUPE ALGO me dejó muy anonadada la sal tiene fragmentos de cianuro.. No no que desilusión

  2. Y no es una exageracion. Detente, por un minuto, a leer la informacion contenida en esa diminuta letra que aparece en la parte posterior de los productos que llevamos a nuestra cocina. La gran mayoria tiene una cantidad de nombres que se nos dificulta leer y pronunciar y que no son otra cosa que sustancias toxicas como metales, fungicidas, pesticidas, hormonas, entre otros compuestos nocivos que son mezclados con supuestas maravillas nutricionales.

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